Ella partió sola, como solían hacerlo sus compañeras de cuarto mensualmente. Saltó con la destreza suficiente para no perder el impulso que la depositaba justo detrás de las hermosas palmeras que la recibían. Esa sensación de sentirse lanzada por su suave domicilio y recibida por el paisaje asombroso que se iniciaba con unas suaves hojas gigantes, la colmaba de excitación. Se encontraría con ellos? O su viaje sería solitario? Ella conocía muy bien su destino, diseñada para un sólo viaje. Estaba en su código. Algunas simplemente nunca conocían el amor. Ella conocería el amor?
Ellos partieron en grupo, como solía hacerlo cada grupo, cuando el clima así lo permitía. Ellos conocían muy bien su destino, diseñados para un sólo viaje. Estaba en sus códigos. Siempre enérgicos y compañeros, conocedores de que ese viaje tenia un sentido para cada uno de ellos. Con la claridad que cada cual tenía una misión, atravesaron los oscuros, viscosos y contorneantes caminos. Muchos quedarían en el trayecto permitiendo así, que sólo uno fuera el elegido. Se encontrarían con ella? O su destino sería solitario? Conocerían el amor?
Al día siguiente, ella los observó desde lejos y sonrío aliviada. Ellos, los que estaban destinados a llegar, gritaron de alegría y la rodearon bailando a su alrededor. Una fiesta por el encuentro, era el inicio de otro viaje.
Con delicadeza, ella , miró a uno de ellos, y le regaló un beso. Quedaron solos, ella y él. Los privilegiados, los destinados a crear un Ser. La energía de ese instante quedó rodeada de aquella fusión. Y así “LA chispa creativa“ quedó guardada y custodiada en esa nueva forma. Una nueva forma que comenzó a desplegar su código o un código que empezó a desplegar una forma… en el centro una chispa destinada a SER.
Mientras tanto el viaje continuaba con lo que quedaba de energía desde aquel primer beso. Durante siete días y siete noches, la forma se multiplicaba incesantemente mientras avanzaba por el túnel y crecía.
Y el túnel llegó a su fin, sólo quedaba lanzarse al precipicio y entregarse al destino. Ya no había más energía disponible.
Al lanzarse, la sensación de vacío fue inmensa, pero súbitamente percibió que algo la estaba sosteniendo.
Y luego de un silencio profundo, la forma fue cubierta por capas y capas de sustancia cálida y amorosa, en donde simplemente se relajó y se dejo cuidar.
Durante un tiempo largo la forma creció. Los códigos del él y ella aportaron tantas capas diferentes que la chispa creativa inicial, aunque fuerte y única, se perdió entre proyectos y sentidos desplegados por esos dos códigos iniciales.
Los códigos y la chispa son partes de la misma estructura. Así es la historia. Son tan necesarios como ineludibles, pero van haciendo cuerpo y comienzan a tener peso y a dirigir el resto del viaje.
Cuando la forma atraviesa el último canal, la chispa esta ahí. Cuando la forma ingresa a un espacio nuevo, la chispa sigue ahí. Jamás la deja, jamás.
Es a esa chispa hacia donde nos dirigimos, cuando comprendemos la historia, es la que nos llama y define nuestro propósito. Y son los proyectos y sentidos que la ocultaron, (esas capas tan necesarias pero no absolutas) los que guían nuestra búsqueda.
Somos una historia de tres, y siempre hay una lógica biológica que nos precede. Tal vez el relato de nuestra concepcion no sea el que hubiesemos elegido...pero aquí estamos. Y si no lo comprendemos, no es razon suficiente para no abrazar nuestra existencia. La comprension a veces, llega tarde...
Comments